viernes, 19 de noviembre de 2010

Medicina china

Griposa como ando, y no queriendo toser para no afectarme la garganta de cara a los conciertos de Diciembre (sí, soy de convalecencia larga), ayer mandé a R a la farmacia a por unos caramelos contra la tos. Repito: caramelos contra la tos. ¿Dije ya que quería caramelos contra la tos?

Bueno, lo que llegó a casa fue un lote de pastillas de medicina tradicional china que paso a detallaros a continuación. Son tres sencillos pasos:

1, 玉簪 清咽 十五味丸 . Esto viene a ser algo así como las "píldoras de los quince elementos para una garganta clara" (también aparece la palabra "prendepelo de jade", pero no sé muy bien cómo meterla en la traducción ni en el tema de la medicina contra el picor de garganta, así que esa parte la vamos a obviar). Se trata de un remedio de hierbas preparado en Mongolia que hay que administrar en dos tomas masivas: DOCE pastillas de golpe, dos veces al día. Deberían incluirlas en la Seguridad Social española: tener que tomar 24 pastillas diarias es el sueño de cualquier abuelito!!!

2, 咽喉 消炎丸 . Este nombre es mucho menos florido y en cambio tan concreto como "pastillas para reducir la inflamación de garganta". Más claro imposible. Son unos pequeños viales de cristal con diez perlitas minúsculas de color negro, compuestas de ingredientes tan variopintos como perlas, grasa de sapo, benzoal, realgar o borneol (estos tres últimos con derecho a reclamar un puesto como personajes del Señor de los Anillos o similar, dicho sea de paso), que hay que ponerse debajo de la lengua tres veces al día y dejar que se disuelvan hasta desaparecer o hasta que el sabor espantoso que tienen te haga vomitar (de momento he conseguido evitarlo). Tienen el efecto adicional de dejarte la lengua anestesiada, por lo que si hay que decirle a alguien los ingredientes de que se componen, es mejor hacerlo antes de tomárselas; eso sí, una buena actividad para hacer después de la toma es jugar a los trabalenguas.

3, evitar las comidas picantes y/o aceitosas, lo que es estupendo porque casualmente lo que define a la cocina de Beijing es el ser picante y/o aceitosa. De todas maneras, entre la cantidad de agua que hay que tomar para tragarse las doce pastillas y el sabor de boca que dejan las perlitas, tampoco quedan muchas ganas de comer, así que bien pensado el tratamiento está bastante bien organizado.

En fin, en resumidas cuentas: todo esto hará que mis energías yin y yang se equilibren y mi organismo se recupere y vuelva a su estado natural de balance, etc etc. Fácil, ¿eh? Bueno, y mientras eso ocurre, ya la garganta se me va curando sola. Que ya lo dice el refrán: para algunas cosas, el tiempo es la mejor medicina. ¡Y viva Honduras! Digo... China.

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